Abrir un negocio requiere de mucho detalle y estricta planeación. Tener en cuenta trámites legales y de constitución, temas tributarios, y por supuesto, inversiones a nivel de montaje, provisiones y costos directos como mano de obra, flujo administrativo, así como indirectos como la materia prima, empaques, entre otros, son tan solo algunas obligatoriedades que todo empresario debe contemplar.
Teniendo en cuenta esta base en el flujograma de un establecimiento, sea este para fabricar pan o producir postres y tortas, lo importante es lograr un equilibrio en temas productivos que beneficien a una empresa como tal.
Para ello, es clave tener en cuenta los siguientes aspectos:
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Se da cuando un negocio logra optimizar y usar sus propios recursos para beneficio propio, generando así una oportunidad para ser más eficientes y obtener una mayor ganancia. En el caso del sector panificador, esto es palpable cuando se logra reducir, por ejemplo, los costos de producción de un producto, ya sea por la homologación de una materia prima, la obtención de un mejor proveedor o la sistematización de algún proceso que represente tal vez un ahorro en dinero y tiempo para lograr un mejor producto final.
Se obtiene al hacer una operación muy sencilla: se traza la diferencia que hay entre el costo total de un producto y los ingresos totales del mismo. En otras palabras, si un panadero reduce el costo del pan trenza, y se logra vender al consumidor con un precio igual o con un mínimo incremento al que venían acostumbrados, este valor representa la maximización del beneficio.
Se logra mediante los indicadores que determinan la capacidad de un negocio de producir al máximo con los recursos disponibles. Un ejemplo de ello puede ser cuando dos panaderías que utilizan la misma tecnología para hacer una producción a escala, y la misma cantidad de operarios, tienen una diferencia de un 15% en cuanto a número de unidades producidas en una semana. En este caso, se puede afirmar que la panadería con el porcentaje superior cuenta con un nivel mayor de eficacia técnica.
Este punto es clave en el argot de los negocios panificadores. Se obtiene de una manera muy sencilla y es cuando se saca el cálculo, por ejemplo, del número de galletas producidas versus el número de galletas empacadas y comercializadas. Cuando se analiza este factor, es interesante ver qué tipo de producto está generando un desperdicio mayor y cuál está siendo más rentable para los recursos, herramientas y procesos dispuestos para ello.
Antes de profundizar sobre cuáles son los costos adecuados, es clave identificar los caminos que se deben recorrer. Como aspecto inicial, debe saber que existen costos fijos y costos variables.
El primero tiene que ver con todas las obligaciones que son inevitables en el qué hacer de una empresa. Por ejemplo, los sueldos, el internet, los servicios públicos, el arriendo de un local (si este es el caso), entre otros. El segundo va más ligado a las variaciones que se pueden tener mes a mes y que representan un aporte a la eficiencia económica. En esta categoría entran cosas como materias primas, packaging, y demás costos que no representan una obligación para el adecuado desarrollo de una producción.
Ahora, identificado esto lo siguiente es generar una proyección sobre la cantidad de ventas que tendrá, ya sea a nivel global o por producto determinado (ya finalizado). Al tener el resultado de esta operación, debe dividirse entre el resultado de la sumatoria de los costos fijos y variables. En ese punto, ese número que obtendrá será el costo de producción de una producción o de un producto sencillo.
Con esta información, usted de aquí en adelante podrá:
- Conocer sus márgenes de rentabilidad
- Planear promociones o descuentos (si los costos lo permiten)
- Ponerle un precio adecuado de venta a un producto
- Llevar mayor control de sus costos internos y ventas al público.
Ya lo sabe, en este negocio no solo se trata de amasar. También es necesario aprender cómo hacer empresa y ver la forma en la que su oficio se transforma de una pasión a un proyecto rentable de vida. ¡A calcular!
