Experto Panadero 2023

Un pan… ¡del carajo!

Pan del carajo
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Veinte años de emprendimiento no son cualquier cosa. El trabajo mancomunado, la apuesta en familia de un negocio propio y la capacidad para reinventarse durante cada etapa del desarrollo del mismo dan como resultado una cadena de panaderías, que ha hoy, son un claro referente para el sector panificador de Bogotá.

Todo comenzó en 2001, momento en el cual la familia Chaparro decidió incursionar en un negocio exigente pero agredecido como lo es la panadería. En un comienzo, y como en todo emprendimiento, las cosas no fueron fáciles. El posicionar una marca nueva en el imaginario o en el radar de consumo de los clientes no fue una tarea fácil.

Inicialmente abrieron operaciones en Ciudadela Colsubsidio, un sector ubicado en el occidente de la capital. Allí, y bajo el nombre de Pan del Carajo, los habitantes de la zona encontraron una buena excusa para acudir al nuevo establecimiento de la zona y comprobar, por sí mismos, la oferta panadera y pastelera que se ofrecía.

El éxito fue rotundo. Sus panes, tortas y postres dieron el resultado esperado, por lo que desciseis años más tarde, exactamente en 2017, la marca se expandió hacia  dos nuevos puntos: Pontenovo y Villas de Granada. Años más tarde, inaugurarían el último y más reciente local ubicado en el barrio Gran Granada.

Pero ¿cuál ha sido el secreto detrás de la aceptación de la marca en los consumidores de la capital?

Para una de las socias, todo radica en el trabajo mancomunado. Formar un equipo tanto administrativo como de profesionales en sus áreas les ha permitido cumplir con los retos planteados. Eso, sin contar con el talento humano que está al frente de cada uno de los puntos de venta, quienes además de tener la “camiseta puesta”, reciben constantes capacitaciones en campos como servicio al cliente y ventas.

Pan del carajo 2

¿Preparados para la crisis?

Ningún tipo de curso, gurú de ventas o experto en planeación financiera pudo preveer una eventualidad, tan atípica e intempestiva, como lo fue la aparición de una pandemia a nivel mundial. 

Dicho esto, es claro que el 2020 fue un año en el que veinte años de labor ininterrumpida se pusieron a prueba al interior de la compañía. Los primeros meses de cuarentena bajaron sus ventas casi en un 60%, y para no despedir personal, la directiva optó, y como común acuerdo entre los implicados, asignar turnos cortos, dar vacaciones y algunas licencias no remuneradas. Todo con el fin de evitar cierres definitivos, y seguir brindado productos exquisitos a la comunidad.

“En un comienzo,  acostumbrar al cliente a las normas de bioseguridad y a la restricción de horarios y uso de mesas, no fue fácil. Pero, nuestro negocio,  al vender un producto de primera necesidad, sumado al posicionamiento y aceptación por parte de la clientela en las zonas de la ciudad en donde estamos ubicados, nos ayudó a llevar la situación. Para generar ingresos, ampliamos los domicilios a casi todos los sectores circunvecinos y exploramos nuevos métodos de promoción”

Asegura una de las socias de Pan del Carajo.

Así como lo dice el adagio popular “Cuando el camino se hace duro, los valientes continúan”, para Pan del Carajo el año pasado fue un detonante para encaminar una evolución como marca y como compañía. Debido a los confinamientos debieron encontrar la forma de comunicar sus lanzamientos, ofertas de producto y promociones, por lo que el marketing digital, más exactamente mediante perfiles de Facebook e Instagram, se convirtió en una herramienta indispensable para generar exposición y cercanía con su clientela.

De igual manera, y a través de los canales digitales, incluída su propia web, crearon rifas y facilitaron su menú. Se aliaron con plataformas de domicilios para ampliar las coberturas necesarias para surtir de producto a las familias bogotanas. Asímismo, crearon incentivos de ventas para sus trabajadores, dando premios como bonos en efectivo y bonos de esparcimiento familiar.

También incursionaron en nuevos productos como panes congelados para hornear en casa, una línea de panes saludables, desayunos tradicionales y gourmet, en punto, y reforzaron la comunicación para seguir comercializando verdaderos “antojitos” de panadería como panes semihojaldrados, panes tres quesos, pan francés sin azúcar, entre otros. 

En cuanto a la línea dulce, en Pan del Carajo se ofrece una amplia variedad de postres, en donde se destacan productos como Tiramisú,  tortas de Red velvet y una suave y muy apetecida mousse de Baileys. Pero, en Pan del Carajo también tienen en cuenta diferentes momentos de consumo durante el día, por lo que si una persona busca almuerzo o tal vez algo para cenar y llevar a casa podrá encontrar pizzas, pastas y creppes.

Pan del carajo 3

“El mayor aprendizaje que nos ha dejado la pandemia, es valorar más lo que tenemos, y saber que la toma de decisiones deben ser más pensadas a futuro. Estar trabajando continuamente bajo parámetros de costos, y estar comprometidos con la empresa que tenemos, es una apuesta muy grande que debemos resolver”

finaliza una de las socias de la marca.

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